lunes, mayo 01, 2006

 

Antípodas


Ya de antiguo los marineros, en sus historias narradas en las posadas y burdeles de la época, hablaron de la existencia de unos seres extraños que se encontraban en las lejanas Indias Orientales y que tenían los pies en la cabeza. Gracias a estos antípodas se pagaron muchas rondas gratis en las cantinas y al final, al lugar situado en el lado opuesto del globo terráqueo se le terminó denominado antípodas.

Aunque en realidad las antípodas de España no están situadas en Sudamérica, sino en Nueva Zelanda, y la base científica de estos marineros era por lo general igual de sólida que la de George Bush buscando Armas de Destrucción Masiva, el caso es que en Australia, las cuasi-antípodas de España, sí que ocurren muchos fenómenos que incluso hoy día podrían dar lugar a calurosas charlas en los bares si no fuera porque el partido de los sábados suele centrar todo el interés de los parroquianos.

Por ejemplo, las plantas y su resistencia al fuego. Debido a que la isla es un continente muy antiguo (de hecho es parte del primigéneo Gondwana) la orografía australiana es muy suave, como la de un castillo de arena vencido por las olas, y un incendio podía quemar extensiones similares a nuestros países europeos. Por añadidura, los incendios suceden bastante a menudo. De hecho no he estado todavía en un bosque que no muestre cicatrices de un incendio cercano. Por eso mismo los vegetales que se adaptaron al fuego sobrevivieron.

En la foto se puede apreciar como a pesar de haber quedado prácticamente socarrada, la vida de esta planta sigue adelante, y seguirá por muchos años, pues esta especie crece menos de un centímetro al año y vive varias centurias. De hecho este ejemplar debe pasar los cien años y ahí sigue... un poco tostaduco, eso sí...

Pero volviendo a los antípodas. A mí me gusta imaginar cómo serían las conversaciones en aquellas tabernas de antaño. Por ejemplo, un marinero que hubiera visto la planta de la siguiente foto podría decir:



- ¡¡En la Terra Australis las sandias crecen de los zarzales!!

Y ante los “ooooohhhh” del personal, podría incluso apostillar:

- ¡Y la flor de la que nace tiene una mazorca de maiz en el centro!



Y entoces habría división de opiniones y trifulcas varias, pero al final nuestro protagonista recibiría otra jarra de vino gentileza de algún entusiasmado oyente. Y nuestro bravo marinero sonreiría a grandes carcajadas con su boca mellada por el escorbuto.


Comments:
ESTIMADOS HERMANOS:
Solicito el indulto a don Francisco del programa televisivo de Sábado Gigante porque aludió ser un regenerado sexual de los promiscuos sexuales que se restauraron moralmente y porque tambien eran agresivos porque nunca encontraron secuaces.

Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.
 
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