jueves, mayo 25, 2006

 

Pequeño Turismo


Australia es un país tan grande que el viajero muchas veces tiene que viajar cientos de kilómetros para ir de un punto de su interés a otro. Por ese motivo, muchos pequeños detalles se quedan en el olvido pues las guías deciden ignorarlos, centrándose en las zonas más visitadas o en el mejor de los casos, aunque sean referenciados, casi nadie tiene tiempo de desviarse de la carretera sólo por un detalle menor.

Así que a veces el azar hace que te topes con pequeñas sorpresas como esta, la Roca de Australia, aunque mejor debería llamarse el Agujero de Australia. A lo largo de millones de años el aire y el agua han erosionado esta roca situada en Narooma (entre Sydney y Melbourne) hasta dejarla muy parecida a la isla de Australia, salvo el Cabo York, en el noreste, pero en fin, quizás en otro par de millones de años ahí lo tenemos.

¿Y que me dicen de esta esfinge?



¿Gizah? ¡No! Geelong, una ciudad industrial cerca de Melbourne en la que no hay prácticamente nada que ver y uno no se detiene a no ser que sea por pura casualidad. Además, la esfinge (que es en realidad el reclamo de un hotel con sala de juegos) está situada en una carretera secundaria, así que para dar con ella hay que tener un gen arquelógico oculto.

Y fue otro gen oculto, el culinario, el que por casualidad nos llevó hasta este local, el “Granero de las crepes”, un local perdido en un puerto de montaña de Tasmania en una carretera secundaria.



No sólo sirven unas crepes estupendas (¡y enormes!) sino que sus dueños (un norteamericano y una tasmana) hacen gala de un sarcástico sentido del humor poco usual por estos lares. Como muestra, este cartel en el que piden “amablemente” a los clientes que no aparquen enfrente de su casa (atención al último idioma):



O este otro en el interior del local en el que, junto a las crepes destacadas se avisa a los sufrientes (sic) padres de niños alborotadores que les sobrecargaran, si sus hijos dan la tabarra, 2.20$ por crío pelmazo.



Toda una pincelada de humor que no todo el mundo sabe entender, como las famosas guías Lonely Planet, demasiado yuppies para enterarse del percal. Por cierto, el comentario sobre este local lo hojeé días después en una librería, pues un servidor, para viajar usa otras fuentes de información más acordes con su estilo de vida.


Comments:
Man! Two of the best signs I've ever seen!!!
The elephant one, and the "$200 surcharge on rowdy children".
Amasing!
Cheeeeers!
Claudio
 
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